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Procesión


Fieles y danzantes abarrotan el atrio de la iglesia, San Marsial se hace rogar. Dos banderas abrirán la procesión tal y como manda la tradición, - la de la Cofradía de San Marcial y tras ella la pequeña que se utiliza en el funeral de algún cofrade- Tras ellas la banda espera, los danzantes nerviosos no dejan de mirar la puerta de San Marcial.

Las campanas anuncian la salida del santo, por su puerta asoma a hombros de los cofrades. A los sones de la danza “Aball de Benasque” comienza el recorrido por las calles de Benasque. 

Sin apartar su mirada de los ojos del santo danzan, solos los hombres, con los brazos en alto haciendo sonar unas típicas castañuelas de boj adornadas con largas cintas de colores, y ataviados con los característicos pantalón y chaleco negros, la camisa blanca.

Danzan por las estrechas calles empedradas, realizando alguna parada para pedir la protección del santo encarándolo hacia distintas partes de Benasque, como en la Calle Mayor cuando lo ponen mirando al puerto en recuerdo de sus tiempos en Francia, o en la Plaza Mayor cuando lo ponen mirando hacia la Iglesia de San Martín.

La procesión ya finaliza, por detrás de la iglesia entran a la plaza del ayuntamiento donde colocan al santo bajo el tilo. Los fieles rodean la plaza, los danzantes tienen, por fin, un momento de descanso mientras los mayordomos suben al ayuntamiento a que les coloquen el ramo.

 Manuel Bernal