Sábado, 13 de marzo, varios compañeros de Asafona decidimos ir a conocer un poco mejor a los Monegros y la Ruta de Jubierre y sus Tozales nos parece un lugar interesante. El topónimo de Jubierre procede de una antigua población situada en lo que hoy sería la actual ermita de San Miguel. Pertenece al término municipal de Castejón de Monegros, pero hemos decidido ir por Sariñena. A unos 6 kilómetros de la capital monegrina en dirección a Fraga tenemos un cartel que nos indica el camino a Jubierre. La pista que nos conduce atraviesa numerosas explotaciones agrícolas de regadío. Debemos cruzar el río Alcanadre justo donde se le une el río Flumen. El paisaje cambia totalmente en este punto, las verdes tierras que dejamos a la izquierda del río Alcanadre contrastan con la aridez de las tierras de su margen derecha. ![]() En la ermita de San Miguel dejamos los vehículos para acercarnos al primer Tozal, el de la Cobeta. Ante nosotros se presenta la serreta de la Cobeta, no muy elevada y que en sus pocos kilómetros de extensión se van sucediendo paredes y laderas erosionadas. La vegetación que encontramos es típica de la Depresión del Ebro, matorral mediterráneo que se adapta a este suelo árido donde predominan las arcillas. Junto a la ermita vemos en flor Veronica persica, también los conejitos (Lamium amplexiacaule), Euphorbia helioscopia o los matacandiles (Sisymbrium irio) y rosetas que dentro de poco serán Plantago coronopus o estrelletas. Iniciamos la marcha atravesando un espartal (Lygeum spartum), el albardín o esparto no nos abandonará en todo el día. Si apartamos un poco las hojas secas del albardín no es raro el encontrarnos con rosetas de orquídeas todavía sin florecer en estas fechas. Tres pueden ser las especies a que corresponden a este ambiente monegrino: Oprys lupercalis, O. scolopax u O. ciliata. ![]() Estamos atravesando el primer barranco del día, las zonas bajas y salitrosas son marcadas por la sosa (Suaeda vera) con sus hojas carnosas y las rosetas basales de Limonium hibericum, que no florecerá hasta entrado el verano. En la zona sur de la serreta crecen algunos pinos carrascos (Pinus halepensis) de repoblación, que desaparecen en la zona norte donde encontramos algunos ejemplares de sabina negra (Juniperus phoenicea) y artos o escambrones (Rhamnus lycioides). Sin senda aparente, en todo momento unas balizas verdes y amarillas nos guían, vamos avanzando. A nuestra izquierda, cubriendo las laderas de la serreta, al esparto se le ha unido el lastón (Brachypodium retusum). Les acompañan el romero (Rosmarinus officinalis) y la aliaga (Genista scorpius), ambas al comienzo de su floración. También vemos retamas o ginestras (Retama sphaerocarpa), hojas de gamones (Asphodelus cerasiferus), de hinojo (Foeniculum vulgare), o de un pequeño cardo (Atractylis humilis) más fácil de identificar por los restos del año anterior que por sus hojas de éste. La corona de fraile (Globularia alypum) destaca con sus capítulos azules. A nuestra derecha tenemos campos de cereal y barbechos, con una vegetación diferente entre la que predomina la rabaniza blanca (Diplotaxis erucoides). También en flor encontramos al alfilerillo de pastor (Erodium cicutarium), la pequeña Erophila verna y el tallagüeso (Malcomia africana), en los ribazos tenemos a la sosera (Atriplex halimus) y el sisallo (Salsola vermiculata), también algunas hojas nos marcan donde florecerá la salvia (Salvia verbenaca) y la veza (Vicia sativa). En los barrancos que debemos atravesar nos detenemos a contemplar las caprichosas y sugerentes formas de las cárcavas y los tollos, frutos del proceso de erosión de los materiales más débiles (arcillas o margas). A nuestra vista el Tozal de la Cobeta, antes deberemos cruzar por los restos de una repoblación de pino carrasco y sabinas que sobresalen del lastón y espartal. Para observar la extrema estrechez del tozal debemos subir hasta un promontorio que lo une a la serreta. Desde este lugar se nos torna espectacular, de una considerable altura que parece va a perder el equilibrio en cualquier momento. Al fondo la localidad de Albalatillo y la extensa planicie de los Monegros. Unos momentos para fotografiar el Tozal antes de regresar a la ermita para continuar nuestro recorrido por los Tozales. Antes de bajar de nuestra atalaya nos detenemos a observar una especie que popularmente se denomina escobizo (Ephedra nebrodensis) que florecerá dentro de un mes. ![]() Decidimos que tenemos que volver otro día, preferiblemente por la tarde para tener una mejor luz para fotografiar los Tozales, por ello únicamente nos detendremos para admirar el Tozal de Colasico y el Tozal Solitario. El primero es un Tozal solitario que aflora en medio de un llano. Antes de llegar a él, pasamos junto a una balsa en la que abreva el ganado, terreno muy salino donde crecen tamarices marcando la proximidad del agua. A diferencia del anterior Tozal, tiene un juego de viseras y extraplomos fruto de la diferente erosión de las zonas más duras (areniscas) o blandas (arcillas y margas). Tanto el Tozal de la Cobeta como el Solitario, tienen una única roca de arenisca que los corona, condenada irremediablemente a su caída por gravedad tras la erosión que continuarán sufriendo las arcillas que la sustentan. El Tozal solitario, es de escasa altura, muy bien esculpido y donde se pueden observar perfectamente los diferentes estratos horizontes de distintos colores, frutos de la presencia de óxidos. ![]() Todavía quedan varios tozales por recorrer que dejamos para una próxima salida, con mejor luz y con nuevas especies vegetales para nuestro cuaderno. Manuel Bernal |
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