Salida de Asafona a Valdeabellera

El sábado pasado, 1 de mayo, organizó Asafona una salida a Pina, concretamente a Valdeabellera, donde guiados por Javier Blasco Zumeta pudimos contemplar la flora gipsófila, amante de los yesos. El recorrido se realizó entre los cerros de yesos tan característicos de los Monegros junto a campos de cultivo lo que aumentó la variedad florística. El día no presentaba bien, cielo cubierto con amenaza de lluvia y el cierzo que se levantó a media mañana.

Javier, experto conocedor de los Monegros, nos fue señalando las especies de flora más características del lugar como la Krascheninnikovia ceratoides, arbusto ceniciento que florece casi en otoño. Esta quenopodiácea se trata de una especie rara en la Península Ibérica, distribuida en dos localidades de la Depresión del Ebro –Pina y Osera-, en los alrededores de Zaragoza y Alfambra en Teruel.  

En 2007 se descubrió una población en Granada.  A nivel mundial se distribuye por las estepas de Asia hasta el este de Europa, Oriente Próximo y Egipto. Especie relicta que se extendió rápidamente cuando se unió África y Europa por la desecación del Mediterráneo y que ha permanecido en las zonas más áridas al mejorar las condiciones climáticas. En Aragón cuenta con un plan de recuperación y está catalogada como vulnerable.

Otras especies, que como la anterior era la primera vez que las veía, fueron una leguminosa, Hedysarum boveanum, frecuente en la zona este de la Depresión del Ebro y rara en el resto de la Depresión, Sistema Ibérico y Prepirineo; un jopo Orobanche mutelii que creo parasitaba a los romeros que le rodeaban o una jarilla, Fumana ericifolia. (Gracias a JV Ferrández por la determinación de las especies más problemáticas).

Nuestro recorrido fue corto, un grupo de fotógrafos de naturaleza se mueve a la misma velocidad que el oso perezoso ya que nos parábamos constantemente para hacer la foto, pero todavía nos permitió acercarnos hasta lo que era un pequeño bosque de Férula communis, curiosa umbelífera amarilla.

El cierzo traía alguna gota de agua, el cielo amenazaba, lo que nos obligó a volver sobre nuestros pasos. Ya en los coches dimos cuenta de los almuerzos antes de continuar con nuestro recorrido, esta vez Javier nos llevó al soto del Ebro.  En los campos de barbecho se podían observar unos cardos de grandes hojas parecidas al cardo mariano, al final resultó una especie de ese género, Silybum eburneum, o cardo lechero.

Entre chopos y sauces caminamos por las orillas del Ebro, arriba en los árboles un nido de milano donde estaban ya empollando. Los cantos de los pájaros nos animaban a seguirlos, pero no era cuestión de caminar sin prestar la debida atención a las ortigas -Urtica dioica- que nos indicaban que por allí pastaban las ovejas, que por cierto esquivaban a la venenosa ranunculácea amarilla que abundaba a ras de tierra, Ranunculus trilobus. Sin darnos cuenta era la hora de la comida.  

Quiero agradecer a Javier Blasco por la mañana que nos hizo pasar en Pina, quien por cierto mantiene una excelente web sobre los Monegros, y a Juan Roberto Mora que hizo posible esta jornada. Gracias a los dos.

Manuel Bernal